Andrés es un ternero frisón que fue rescatado de la terrible muerte que le esperaba en la industria láctea.
Le dió pena matarlo Nunca ha conocido a su madre, a pesar de haberla tenido a escasos metros. Pero es que el pequeño Andrés, como tantos otros, vivía en dos metros cuadrados separado del resto de sus compañerxs por barrotes de hierro.
Ahora Andrés, aún sin saberlo, se ha convertido en un símbolo de lucha y de liberación, mientras disfruta de su nueva vida en libertad en La Candela.