Cuando aquellos a los que Akira consideraba su familia se percataron de la lesión de la pequeña, decidieron dejarla en la puerta de nuestro santuario.
Akira padece una lesión medular que le impide caminar con normalidad, y se le ha intervenido en varias ocasiones.
Es una perrita feliz que disfruta de sus días rodeada de amor.