Uma llegó al Santuario en un estado de abandono extremo.
Su piel estaba muy afectada y además presentaba signos de haber sido explotada en un criadero.
Después de meses de muchos cuidados y muchas caricias Uma ha ido mejorando hasta llegar a curarse cien por cien tanto física como emocionalmente de todo el maltrato que ha sufrido toda su vida.
Ahora ella espera un hogar donde pueda ser feliz para siempre y olvidar todo su duro pasado.